la organización de la cofradía del santo cristo

La cofradía del Santo Cristo contaba, a nivel interno, con quince órganos individuales y uno colegiado, la Junta de cofrades. De ellos cinco estaban dedicados a funciones organizativas y ejecutivas, cinco , incluyendo la Junta de cofrades, a fiscalizar la actuación de los anteriores y seis colaboran con la cofradía en temas concretos. A nivel externo la actuación de los distintos órganos de la cofradía era controlada por el párroco y el visitador, ambos designados por la mitra ovetense, en base a cuyas normas actúan e intervienen imponiendo normas cuando lo consideran preciso, como vimos en el capítulo tercero.

Órganos ejecutivos

El mayordomo

En esta categoría contamos con el mayordomo, el mayordomo del órgano, el segundo mayordomo, mayordomo eclesiástico y mayordomo de la fiesta. Todos cargos electos que organizan los actos de la cofradía, ejecutan sus mandatos, la representan frente a otras asociaciones e instituciones, se responsabilizan de sus caudales y de su patrimonio. Los analizaremos individualmente.

El mayordomo es el cargo más importante dentro del organigrama interno de la cofradía. Durante el siglo XVII se le exigía ser vecino y feligrés[1], requisitos que se reducen al de vecindad en 1714 [2]. A partir de este momento son las capacidades económicas las que marcan el acceso al cargo. Primero se exige un fiador que garantice la utilización de los fondos de la cofradía[3]y más adelante, en 1731, que el propio mayordomo pague la fiesta y pueda responder de cualquier deuda que genera la cofradía[4]. Hasta 1800 no se recogen nuevos requisitos, pero la exigencia económica debía sin duda restringir el número de candidatos.

El mayordomo era propuesto por su antecesor públicamente, con el apoyo de los consiliarios de éste, y confirmado por el párroco. El acto se realizaba ante los cofrades convocados en la puerta de la Iglesia después de la fiesta del Santo Patrón[5]. En el siglo XVIII se producen algunas variaciones, pues hasta 1714 proponen al candidato los consiliarios, pero desde ese año es el párroco quien realiza la propuesta e incluso ocupa el cargo de forma provisional cuando no hay candidatos[6]. No existen más referencias sobre la elección hasta 1790 en que de nuevo es el mayordomo quien propone y designa, otra novedad, a su sucesor[7]. El sistema de elección permite llegar a algunas conclusiones. En primer lugar que la aprobación del párroco era imprescindible y por tanto su control incuestionable. En segundo lugar que durante la primera mitad del siglo XVIII hubo dificultades para encontrar candidatos, tal vez provocadas por las exigencias económicas del puesto unidas a las fuertes inversiones en que se encontraba metida la cofradía a causa de la construcción del Camarín[8]. Por último sería interesante comprobar si el cargo se concentraba en determinados cofrades o era accesible a cualquier miembro, tesis esta última que podría sustentarse en el hecho de que el rechazo sólo era consentido por causas justificadas[9]o por su sustitución en metálico tras el abono de una multa[10]. Penas duras que refuerzan la tesis expuesta en la conclusión anterior sobre la posible renuencia a aceptar el puesto durante al construcción del Camarín.

El día de su elección el mayordomo recibía el ramo como símbolo de su puesto, al menos durante el siglo XVII y el primer tercio del XVIII[11]. La costumbre parece haber estado extendida en Asturias, y a lo que parece de forma distinta a la actual, pues en gran número de fiestas patronales el mayordomo saliente entregaba al entrante el ramo procesional simbolizando la transferencia del cargo y de las responsabilidades[12].

Las funciones del mayordomo durante el siglo XVII incluían la organización de la fiesta y de los funerales de los cofrades fallecidos, la administración de la cofradía (tenencia y presentación de las cuentas; recaudación de limosnas, cuotas anuales, tasas de ingreso, réditos de censos, foros y arriendos; alquileres y venta de la cera y el terno; préstamos inferiores a veinte ducados), custodio del material de la cofradía (cera, terno...) y poseedor de una de las llaves del arca que hacía las veces de caja de caudales y archivo  de la cofradía.[13]En la primera mitad del siglo XVIII incrementa sus competencias al encargarse de las acciones judiciales contra los morosos[14] y ya en la segunda mitad, cambia su denominación por la de mayordomo  recaudador (1750), reduce su papel al de controlador de las actividades de la cofradía (1761)[15], y pierde definitivamente, tras sucesivas discusiones, el control del arca en 1791[16]. Es evidente que en el siglo XVIII se produce la reducción progresiva del papel activo del mayordomo, muchas de cuyas funciones pasan a otros personas. Así el mayordomo pasa a convertirse en otro cargo más con funciones concretas bajo el control del sacerdote y la diócesis, evolución que concluirá con la supresión del derecho a poseer una de las llaves del arca (1791),.

Mayordomo del órgano

Creado en 1787, tendrá una vida efímera, hasta 1801. Su misión es la de controlar las inversiones, ingresos y gastos del donativo de cuatro mil pesos realizada en 1786 por José Fernández Ocal[17]. El capital recibido permite construir dos sacristías, una para la Cofradía y otra para la iglesia, y una “casa” para el órgano, así como realizar censos y comprar propiedades destinadas al arrendamiento. La cofradía consideró que el cuantioso legado exigía una administración propia bajo su supervisión por cuanto el mayordomo del órgano debía presentar las cuentas anuales de su gestión a los órganos rectores de la cofradía.

El puesto fue ocupado sucesivamente por el mayordomo de la cofradía Tomás Fernández Porley (1787 -88), Alonso Suárez Villa (1789 -92), y el párroco Pedro Pablo Peláez que lo ocuparía desde 1793 hasta su desaparición en 1801, año en que la administración del legado se integra en al general de la cofradía.

Segundo mayordomo

Sólo parece mencionado una vez, durante al presentación de las cuentas de los años 1760 -61[18]. No se especifican sus funciones o forma de elección, por lo que a pesar de los oficial de su denominación tan sólo debió de ser un mero sustituto del mayordomo en un acto oficial.

Mayordomo eclesiástico

Otro cargo de corta vida, tan sólo existió entre 1654 y 1658. El empleo fue ocupado por miembros del clero: los presbíteros Fernando de Prende (1654 -55), Alonso García de Robes (1655 -1656), Bernardo Pérez León (1656 -57) y el arcipreste Pedro González Muñiz (1657 – 1658). La elección correspondía al párroco, mientras que los electos elegían a su propios consiliarios. Una organización eclesiástica paralela a la de la propia cofradía, de cuyas funciones, realizaciones y desaparición nada ha quedado registrado. Tal vez se encargarán de los actos litúrgicos de la cofradía, bien por una necesidad puntual, bien por un intento de reorganización.

Mayordomo de la fiesta

Se le menciona tan sólo durante la presentación de las cuentas de 1746 -47 [19]. No se especifica si era necesario ser cofrade para el cargo (tal vez se daba por descontado), pero si su voluntariedad y, de forma indirecta, su alto coste económico por cuanto el coste de la fiesta correría de su cuenta salvo doscientos reales que aportaría la Cofradía. Parece que los enormes gastos realizados en el Camarín del Santo Cristo, incluyendo la fundición de joyas[20],  son la causa de la creación de este cargo efímero que no vuelve a aparecer mencionado en la documentación.

la fiscalización interna y externa de la cofradía

Internamente la actuación de los cargos ejecutivos de la cofradía era controlada por los consiliarios, los comisarios contadores, los comisarios del gasto del retablo, el administrador y la Junta de cofrades. Externamente el control correspondía al párroco y al visitador de la diócesis, ambos dependientes en última instancia del arzobispado.

los consiliarios

Cuando aparecen su número oscila a lo largo del tiempo (ver cuadro adjunto), aunque el más habitual era de cuatro. La documentación no ofrece datos sobre requisitos de acceso, signos distintivos o posibilidades de rechazo, aunque sí sobre el sistema de elección, al menos hasta 1700, y funciones que le eran propias.


Tabla 1.
Nº de consiliarios entre 1654 y 1800 (146 años)

Nº consiliarios
Nº de años en que aparece la cifra anterior
% sobre el total
0
50
34,24 %
1
6
4,11 %
2
18
12,33 %
3
6
4,11 %
4
58
39,73 %
5
7
4,79 %
6
0
0 %
7
1
0,69 %


Su elección era realizada por el mayordomo inmediatamente después de la suya propia y con el mismo formato: el día de la fiesta del Santo Patrón, en el pórtico de la Iglesia parroquial y ante los cofrades convocados a campana tañida. Durante el siglo XVII sus competencias parece que se restringían a apoyar en tareas administrativas al mayordomo pues aparecen junto a él concediendo censos [21]y estableciendo cuotas y  tasas [22] .

Las referencias documentales a sus funciones desaparecen durante la primera mitad del siglo XVIII volviendo a ser mencionadas durante la segunda mitad de esa centuria, con un notable incremento y diversificación de las mismas, pues a las tareas de apoyo administrativo se añaden la revisión de cuentas, el control de caudales (aunque en este caso con la exigencia de pertenecer al clero[23]) y aprobación, junto al párroco, de actuaciones concretas de la Cofradía.[24] En conjunto puede afirmarse que el cargo de consiliarios sufre una evolución inversa a la del mayordomo, incrementándose sus funciones y pasando de asesores a fiscalizadores y gestores de los caudales y su utilización.

COMISARIO CONTADOR

Era el encargado de revisar las cuentas presentadas por el mayordomo. Tan sólo existe cinco años, entre 1779 y 1784, ejerciendo el puesto cargos eclesiásticos, los presbíteros Juan González Llanos (1779 y 1780), y Nicolás Suárez Busto (1781 a 1784).

COMISARIO DEL GASTO DEL RETABLO

Así se denominó al puesto ocupado por otro eclesiástico, Domingo Antonio García Linares, durante los años 1748 y 1749 y cuyo único fin fue el de revisar los gastos del Camarín del Santo Cristo.

Llegados a este punto ha de reseñarse la progresiva ocupación que de los distintos cargos iban adquiriendo los eclesiásticos en la organización de la cofradía. Así el citado Domingo Antonio García Linares ocupó el puesto de mayordomo entre 1756 y 1760, y de nuevo entre 1765 y 1779. De veinte consiliarios nombrados entre 1784 y 1800, dieciséis eran miembros del clero y a partir de 1791[25] los consiliarios son quienes se encargan de revisar las cuentas.

administrador

El puesto lo ejerció Domingo de Argüero durante los veinticinco años que existió (1725 – 1749), de ellos nueve a la par que el de mayordomo[26]. Sus funciones eran las de cuidar el material de la cofradía, mantener adecentado el altar[27]y encargarse de la custodia de una de las llaves del arca de la Cofradía[28], que hacia las veces de caja de caudales y archivo documental.

Junta de cofrades

Es el único órgano colegiado de la Cofradía. El número de miembros nunca es mencionado, aunque si las condiciones para acceder: ser cofrade y estar presente. Sus funciones eran las de discutir y aprobar decisiones que los responsables de la Cofradía consideraban conveniente exponer ante la Junta bien por su alto coste bien por afectar a la totalidad de los cofrades, en ambos casos parece que buscando el respaldo de al menos la mayoría de los miembros activos de la Cofradía. Así parece haber sucedido cuando aprobaron los acuerdos de 1734, 1747 y 1786, la construcción del retablo en 1734 o la edificación de la sacristía en 1769[29]. Además de discutir y aprobar en su caso los temas propuestos a debate por los cargos de la Cofradía, la Junta de cofrades tenía capacidad para nombrar jueces imparciales con capacidad decisoria[30] para resolver conflictos.

 El control externo: el párroco y el visitador

Entre 1650 – 1700 el párroco tenía a su cargo no sólo la revisión anual de las cuentas que el mayordomo debía presentarle, sino también el control de los caudales de la Cofradía por cuanto poseía una de las llaves del arca y debía dar su consentimiento a préstamos superiores a 20 ducados[31].Además estaba presente en la elección de mayordomo, función que amplia en los primeros años del siglo XVIII al pasar a nominar directamente a los elegidos para el cargo[32].

Durante la primera mitad del siglo XVIII  mantuvo las competencias anteriores[33]y las amplió en 1725 al intervenir directamente en la concesión de los permisos para utilizar el terno y la cera[34] propiedad de la Cofradía. La asunción de funciones sería una constante en la segunda mitad de la centuria. Así desde 1753 comienza a encargarse de la apertura y cierre del Camarín y a dar su consentimiento en los desplazamientos de la Imagen del Cristo en los novenarios que se realizan en su honor[35]. Por último entre 1793 y 1801 ejerce de mayordomo del órgano. En general podemos concluir que progresivamente va sustituyendo su tarea de control por el de gestión  directa.

El visitador examina la actuación de los responsables de la Cofradía e interviene a todos los niveles: administrativo regulando los salarios del sacerdote y el sacristán, imponiendo el sistema de guarda de los caudales, estableciendo normas para revisar las cuentas anuales y decidiendo las actuaciones a seguir contra los morosos.; financiero regulando las condiciones de los préstamos en censo; legislativo aprobando las reformas en las constituciones, señalando las competencias, y la forma de elección, del mayordomo y el sacerdote, reglando el cuidado de la Imagen y el acceso al Camarín, sancionador imponiendo penas a los morosos, y por último material proponiendo compras de ropa, ternos....[36]Puede decirse que la presencia del visitador , y por tanto del control eclesiástico, es palpable en todas y cada una de las actuaciones de que queda constancia de los órganos de la Cofradía.

Los colaboradores de la cofradía

Además de los cargos de la Cofradía existían una serie de personas que realizaban labores concretas, normalmente a cambio de una contraprestación económica, que denominado colaboradores. A lo largo de su historia la Cofradía he registrado seis diferentes: el sacristán, el cantor, el limosnero, el organista, el encargado de obra del Camarín y los clérigos.

Durante el siglo XVII y hasta la segunda mitad del siglo XVIII, la colaboración del sacristán parece reducirse a su participación el día de la Fiesta[37]. A partir de 1754 se encarga de cuidar el santuario y las ropas de la Cofradía, percibiendo por su tarea un salario anual que se fue incrementando progresivamente, pasando de 40 reales en 1754 a cuatrocientos en 1791[38]tal y como se puede apreciar en el siguiente cuadro




Año
Salario  anual (en reales)
1754 -55
40
1756- 59
60
1760-63
100
1764-80
150
1781
200
1782-91
300
1792-99
400

A partir de 1791 sus funciones aumentan al responsabilizarse de las limosnas ofrecidas a la Imagen por los visitantes del Camarín y una de las llaves del arca.

La colaboración de los cantores es esporádica tal vez porque su tarea fuera suplida por cofrades de buena voz. De esta forma su participación remunerada y la cuantía de su estipendio se caracterizan por irregularidad[39] tal y como muestra el siguiente cuadro

Años
Salario (en reales)
1667-68
7
1671
60
1672-73
8
1688
1,5
1754-55
4
1758
100
1767-68
4
1780
60
1785-86
100
1791
16
1794-99
Variable entre 16 y 26

El limosnero nace por las necesidades económicas que genera el Camarín del Santo Cristo, de hecho su alto coste obligó a solicitar permiso al previsor del obispado para recoger limosna en todo el Principado con el fin de obtener recursos para su construcción[40]. Pese a ello las funciones del limosnero se restringen geográficamente al marco de la Villa, y cobran estabilidad desde 1748 al encargarse de la recogida de limosna los domingos y días de gran concurrencia, así como del cobro de las cuotas anuales de los cofrades[41]. El puesto era ocupado por alguno de los cofrades más antiguos quienes desde 1752 portaban una vara y una tarjeta como signos distintivos[42], que realizaban su labor de forma gratuita.

El organista aparece por primera vez en 1767, variando su salario los dos primeros años ( 149 reales en 1767 y 170 en 1768) hasta que se estabiliza en ciento cincuenta reales desde 1769[43]. Su arte contribuyó sin duda a aumentar la solemnidad de los actos litúrgicos de la cofradía, aunque no nos ha llegado ninguna noticia sobre su pericia.

Del encargado de obra del Camarín poco sabemos aparte de que sus funciones se condensan en su largo título. Por último el clérigo era un ex mayordomo que se encargó del control de los caudales de la Cofradía entre 1776 y 1789, año en que el visitador ordenó sus sustitución por “quien designen los capitulares”[44].




conclusión

Originalmente el mayordomo y los consiliarios concentran en sus manos el poder de gestión de la Cofradía bajo la supervisión estricta del visitador y su delegado, el párroco, pero a partir de mediados del siglo XVIII el control eclesiástico se acentúa participando directamente en la gestión cotidiana de la cofradía, en detrimento de sus componentes laicos, a través de la ocupación de cargos y el manejo de los caudales. En definitiva la Iglesia pasa de ejercer un control externo y puntual en la gestión a otro total y cotidiano.



[1] APC Libro de Cofradía del Santo.... (1654 – 1751). Visita 1688
[2] APC Ibid. Visita 1714
[3] APC Ibid. Visita 1709
[4] APC  Ibid. Acuerdos de 1731 y 1737
[5] APC  Ibid.  Años 1654 - 1699
[6] APC Ibid. Visitas 1709, 1714, 1737
[7] APC Libro de Cofradía del Santo...(1751 – 1790).  Acuerdo 1790
[8] Urones Prieto J Op cit, pag 5 Años 1714 - 1729
[9] APC Libro de Cofradía del Santo... (1654 – 1751). Años 1672 y 1719
[10] APc Ibid. Años 1666 y 1714
[11]  APC Libro de Cofradía del Santo... (1654 – 1751). Años 1656 y 1719
[12]. Tuero Bertran, F Op. Cit pag 87 -88
[13] APC Libro de Cofradía del Santo... (1654 – 1751). Visitas 1658, 1670, 1688. Acuerdo 1676
[14] APC Libro de Cofradía del Santo... (1654 – 1751). Visitas 1716. 1722. Acuerdos 1731,1737,1738,1748.
[15] APC Libro de Cofradía del Santo... (1751 – 1764), Acuerdo 1761
[16] APC Ibid. Se la dan en las visitas de 1776 y 1784. Se la niegan en lso acuerdos de 1760 y 1791, así como en la visita de 1791.
[17] Urones Prieto J, Op cit pag 69
[18] APC  Libro de Cofradía del Santo... (1751 – 1940), Año 1760 - 1761
[19] APC Libro de Cofradía del Santo...  (1654 – 1751). Años 1746 -1747
[20] APC Ibid. En el año 1746 se funde una corona de plata que parece quedaba estrecha a la imagen del Santo Cristo.
[21] APC IBid Visita de 1688. AHPO Protocolos notariales de Gijón, caja 2183, s/fº 9 de Mayo de 1690, censo concedido por la   Cofradía.
[22] APC Ibid Acuerdo 1699
[23] APC Libro de Cofradía del Santo... (1751 – 1940). Visita 1790
[24] APC Ibid. Acuerdo 1786
[25] APC Ibid Visita 1791
[26] APC Libro de Cofradía del Santo.... (1654 – 1751). Ejerció el cargo de mayordomo durante los años 1725 – 26, 1728 -29 y 1740 - 47
[27] APC Ibid. Año 1748
[28] APC Ibid. Año 1740
[29] APC Ibid y Libro de Cofradía del Santo Cristo....(1751 – 1940), años 1734, 1747, 1769 y 1786
[30] APC Ibid Visita de 1658
[31] APC Ibid, Visitas 1658 y 1688
[32] APC Ibid Acuerdos de 1714 y 1715
[33] APC Ibid Acuerdos 1740 y 1760. Visitas de 1776, 1784 y 1791.
[34] APC Ibid Visita 1725
[35] APC Libro de Cofradía del Santo....  (1751 – 1740). Años 1753, 1768. Visita 1775
[36] APC Ibid, y  Libro de Cofradía del Santo....(1654 – 1751). Visitas 1670, 1671, 1675, 1678, 1688, 1693, 1698, 1709, 1714 – 15, 1725, 1729, 1736, 1739, 1774 – 87, 1791.
[37] APC Ibid (1654 – 1751). Aparece en los años 1666,1667, 1671 a 1673, 1676, 1682, 1689, 1692 y 1699
[38] APC Ibid (1751 – 1940)
[39] APC Ibid.
[40] AHPO Protocolos notariales de Gijón, caja 2202 s/f. 27 de Abril de 1715
[41] APC Libro de Cofradía del Santo.... (1654 – 1751). Acuerdo de 1748
[42] APC Ibid (1751 – 1940). La referencia a la vara aparece en los años 1752, 1779 y 1782 a 1784. De la tarjeta hay referencias en los 1756 y 1757.
[43] APC Ibid (1751 – 1940)
[44] APC Ibid (1751 – 1940). Visitas años 1776, 1784

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