La torre de la catedral de Oviedo vista por Clarín (Foto de 1905)
".....esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico
de piedra, delicado himno, de dulces
líneas de belleza muda y perenne, era obra
del siglo diez y seis, aunque antes comenzada,
de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado
por un instinto de prudencia y armonía
que modificaba las vulgares exageraciones
de esta arquitectura. La vista no se fatigaba
contemplando horas y horas aquel índice de
piedra que señalaba al cielo; no era una de
esas torres cuya aguja se quiebra de sutil,
más flacas que esbeltas, amaneradas, como
señoritas cursis que aprietan demasiado el
corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual
grandeza, y hasta sus segundos corredores,
elegante balaustrada, subía como
fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide
de ángulo gracioso, inimitable en sus
medidas y proporciones. Como haz de músculos
y nervios la piedra enroscándose en la
piedra trepaba a la altura, haciendo equilibrios
de acróbata en el aire; y como prodigio
de juegos malabares, en una punta de caliza
se mantenía, cual imantada, una bola grande
de bronce dorado, y encima otra más peque-
ña, y sobre ésta una cruz de hierro que acababa
en pararrayos.
Cuando en las grandes solemnidades el
cabildo mandaba iluminar la torre con faroles
de papel y vasos de colores, parecía bien,
destacándose en las tinieblas, aquella romántica
mole; pero perdía con estas galas la
inefable elegancia de su perfil y tomaba los
contornos de una enorme botella de champaña.
- Mejor era contemplarla en clara noche de
luna, resaltando en un cielo puro, rodeada de
estrellas que parecían su aureola, doblándose
en pliegues de luz y sombra, fantasma
gigante que velaba por la ciudad pequeña y
negruzca que dormía a sus pies. " La Regenta. Leopoldo Alas "Clarín"
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