Espionaje militar en la corte de Napoleón. El espía del zar Alejandro, el coronel conde Czeritscheff, narrada por Fouché ministro de policía de Napoleón


Fouché, Ministro de Policía de Napoleón, duque de Otranto. Cuadro de Edouard Louis Dubufe

“ Como todo pasaba en el secreto de los gabinetes, todo el mundo creía aún, tanto en Francia como en Rusia, que se estaba en buena inteligencia, a pesar de los enormes preparativos bélicos. Alejandro seguía teniendo su embajador en París y Napoleón el suyo en San Petersburgo, pero además Alejandro tenía en nuestra capital al conde Czeritscheff, su diplomático de confianza. Este simpático ruso, en medio de una vida disipada y de mal disimuladas galanterías (cosa que hacía a propósito), no olvidaba la misión secreta que le retenía en nuetra corte, misión muy útil a su soberano. Secundado por damas, unas intrigantes, otras apasionadas, estaba penetrando los verdaderos designios de Napoleón sobre la invasión de Rusia. Se sospechaba de su verdadera misión, pero, por más que se le vigilaba, ello no daba ningún resultado.

Por fin Savary acabó por ponerle sobre los talones un sabueso de los suyos, que fue también engañado, le dio informes falsos y sacó nuevos indicios que agravaban la sospecha. Pero gracias a sus relaciones galantes, Czeritscheff lo advirtió a tiempo, evitó la trampa, maltrató al espía y fue a quejarse a Maret de haber sido víctima de una vigilancia ultrajante. Aquel mismo día el emperador, instruido de todo, se decidió a hacer que le comunicasen las notas secretas que le inculpaban. Czeritscheff sale triunfante de eta prueba, exponiendo su conducta y los motivos de sus quejas. La policía recibe la orden formal de no vigilarle más. Libre así de continuar sus sondeos, consigue enterarse de todo lo que constituía su objetivo. Éste consistía en procurarse los estadillos de los movimientos del ejército francés; lo consiguió con ayuda de un oficial llamada Michel, que estaba en este secreto técnico.

Pero el oficial cometió por su parte una imprudencia que puso sobre sus talones a la policía militar. Se le siguió y se le detuvo. Czeritscheff., enterado de que se le había por fin descubierto, huyó de París con toda diligencia, llevando consigo preciosos datos. En vano se dio orden telegráfica de detenerle. Había pasado ya el puente de Kehl cuando la orden llegó a Estrasburgo.

La precipitación con que había salido de París le hizo dejarse, intacta, su correspondencia furtiva, que tenía escondida bajo la alfombra de su cuarto. Registrado éste minuciosamente fueron descubiertos los papeles del conde, encontrándose, entre otras cosas, la prueba de que había existido una íntima amistad entre él y varias damas de la corte, entre otras la duques de R.

La dama salió del compromiso alegando que había actuado de acuerdo con su marido, para tratar de penetrar el secreto de la misión de Czernitscheff. Entre los papeles de éste se encontró una carta que aplastaba con su evidencia al oficial Michel, que convicto, pagó su traición con la vida. El proceso puso también de manifiesto que el gabinete ruso nunca se había hecho ilusiones respecto a la paz con Napoleón y estaba preparado a la ruptura en cualquier momento.

Memorias de Fouché, Ministro de Policía de Napoleón, pag 309 - 310. Editorial Desván de Danta, 2016

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